Amigas, Amigos, el quelonio volador migró de plataforma, ya que en blogger no se puede arregla. www.elqueloniovolador.science los llevará a la nueva plataforma Todos los días repetiré hasta terminar las 9.400 entradas de esta mas lo nuevo. Espero les guste la nueva plantilla. La diferencia es el punto después de las www Rogelio Julio Dillon El Quelonio Volador
23 de septiembre de 2014: Muy alto, arriba de la
Tierra, a más de 32 kilómetros (20 millas) por encima del nivel del mar,
una diáfana capa de ozono rodea a nuestro planeta, absorbiendo los
rayos UV energéticos del Sol. Es, esencialmente, una pantalla solar para
el planeta Tierra. Sin la capa de ozono, una peligrosa radiación nos
bañaría diariamente, con efectos colaterales que irían desde las
cataratas hasta el cáncer.
La gente estaba comprensiblemente alarmada en la década de 1980 cuando los científicos observaron que los químicos fabricados por el hombre, presentes en la atmósfera, estaban destruyendo esta capa. Los gobiernos rápidamente pusieron en vigencia un tratado internacional, llamado Protocolo de Montreal, con el fin de prohibir los gases que destruyen la capa de ozono, como los clorofluorocarbonos (CFC) que luego se encontraron en latas de aerosoles y en acondicionadores de aire. El 16 de septiembre de 1987, firmaron el tratado las primeras 24 naciones; desde entonces, 173 más se han adherido.
Nos adelantamos ahora 27 años. Los químicos que afectan el ozono han disminuido y el agujero de ozono parece estar convaleciente. La Organización de las Naciones Unidas afirmó que el Protocolo de Montreal es “el tratado más exitoso en la historia de las Naciones Unidas”. Sin embargo, a pesar del éxito de dicho protocolo, algo no está del todo bien.
En un nuevo video de ScienceCast se puede observar la sorprendente abundancia de tetracloruro de carbono en la capa de ozono
Un nuevo estudio, llevado a cabo por investigadores de la NASA, muestra que un compuesto clave que destruye el ozono, llamado tetracloruro de carbono (CCl4), resulta sorprendentemente abundante en la capa de ozono.
“Se supone que no deberíamos ver esto”, dice la científica atmosférica de la NASA, Qing Liang.
Entre los años 2007 y 2012, los países del mundo informaron cero emisiones de CCl4, a pesar de que las mediciones llevadas a cabo por medio de satélites, globos meteorológicos, aviones y sensores con base en la superficie, cuentan una historia diferente. Un estudio dirigido por Liang muestra que las emisiones de CCl4 en todo el mundo alcanzan un promedio de 39 kilotones por año, lo cual es aproximadamente el 30 por ciento de las emisiones pico registradas antes de que entrara en vigencia el tratado internacional.
En la década de 1980, se hicieron famosos entre el público en general los clorofluorocarbonos. Como el agujero de ozono se agrandó, la sigla “CFC” se convirtió en una palabra familiar. Sin embargo, menos personas han oído hablar del CCl4, que alguna vez se utilizó en aplicaciones como la limpieza en seco y los extinguidores de incendios.
“No obstante”, dice Liang, “el CCl4 es una de las principales sustancias que afectan al ozono. Es el tercer compuesto antropogénico más importante que afecta al ozono, después del CFC-11 y del CFC-12”.
La gente estaba comprensiblemente alarmada en la década de 1980 cuando los científicos observaron que los químicos fabricados por el hombre, presentes en la atmósfera, estaban destruyendo esta capa. Los gobiernos rápidamente pusieron en vigencia un tratado internacional, llamado Protocolo de Montreal, con el fin de prohibir los gases que destruyen la capa de ozono, como los clorofluorocarbonos (CFC) que luego se encontraron en latas de aerosoles y en acondicionadores de aire. El 16 de septiembre de 1987, firmaron el tratado las primeras 24 naciones; desde entonces, 173 más se han adherido.
Nos adelantamos ahora 27 años. Los químicos que afectan el ozono han disminuido y el agujero de ozono parece estar convaleciente. La Organización de las Naciones Unidas afirmó que el Protocolo de Montreal es “el tratado más exitoso en la historia de las Naciones Unidas”. Sin embargo, a pesar del éxito de dicho protocolo, algo no está del todo bien.
En un nuevo video de ScienceCast se puede observar la sorprendente abundancia de tetracloruro de carbono en la capa de ozono
Un nuevo estudio, llevado a cabo por investigadores de la NASA, muestra que un compuesto clave que destruye el ozono, llamado tetracloruro de carbono (CCl4), resulta sorprendentemente abundante en la capa de ozono.
“Se supone que no deberíamos ver esto”, dice la científica atmosférica de la NASA, Qing Liang.
Entre los años 2007 y 2012, los países del mundo informaron cero emisiones de CCl4, a pesar de que las mediciones llevadas a cabo por medio de satélites, globos meteorológicos, aviones y sensores con base en la superficie, cuentan una historia diferente. Un estudio dirigido por Liang muestra que las emisiones de CCl4 en todo el mundo alcanzan un promedio de 39 kilotones por año, lo cual es aproximadamente el 30 por ciento de las emisiones pico registradas antes de que entrara en vigencia el tratado internacional.
En la década de 1980, se hicieron famosos entre el público en general los clorofluorocarbonos. Como el agujero de ozono se agrandó, la sigla “CFC” se convirtió en una palabra familiar. Sin embargo, menos personas han oído hablar del CCl4, que alguna vez se utilizó en aplicaciones como la limpieza en seco y los extinguidores de incendios.
“No obstante”, dice Liang, “el CCl4 es una de las principales sustancias que afectan al ozono. Es el tercer compuesto antropogénico más importante que afecta al ozono, después del CFC-11 y del CFC-12”.
El proceso de agotamiento de ozono comienza cuando se emiten CFC y otras sustancias que agotan el ozono (ODS) en el atmosfera. Los vientos mezclan eficientemente la troposfera y distribuyen uniformemente los gases. Los CFC son muy estables, y no se disuelven en la lluvia. Después de un período de varios años, ODS moléculas alcanzan la estratosfera, unos 10 kilómetros sobre la superficie de la tierra .
Luz fuerte Ultravioleta rompe la molécula ODS. Los CFC, HCFC, tetracloruro de carbono, metilcloroformo y otros gases liberan átomos de cloro y los halones y bromuro de metilo liberan átomos de bromo (3). Es estos átomos que en la realidad destruyen el ozono, no la molécula intacta de ODS. Se estima que un átomo de cloro puede destruir más de 100.000 moléculas de ozono antes de quitarlo de la estratosfera (4).
Los niveles de CCl4 han estado disminuyendo desde que
se firmó el Protocolo de Montreal, sólo que no tan rápidamente como se
esperaba. Con cero emisiones, su presencia debería haber disminuido un
4% por año. En cambio, la disminución ha estado más cerca del 1% por
año.
Para investigar la discrepancia, Liang y sus colegas tomaron los datos correspondientes al CCl4, reunidos por la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration, en idioma inglés, o Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, en idioma español) y por la NASA, y los ingresaron en un programa de computadora de la NASA, llamado 3-D GEOS Chemistry Climate Model. Este sofisticado programa toma en cuenta la manera en la cual la radiación solar destruye el CCl4 en la estratosfera así como la forma en la cual el compuesto puede ser absorbido y degradado por el contacto con el suelo y las aguas de los océanos.
Las simulaciones tomadas como modelo apuntaron a una fuente de corriente de CCl4 en desarrollo no identificada.
“Parece que ahora hay derramamientos industriales no identificados, o bien grandes emisiones desde sitios contaminados o fuentes desconocidas de CCl4”, dice Liang.
Otra posibilidad es que todavía no se comprenda por completo la química del CCl4. Reveladoramente, el modelo mostró que el CCl4 permanece en la atmósfera un 40% más de tiempo que lo que se pensaba con anterioridad. “¿Hay algo en el proceso físico de pérdida del CCl4 que no comprendemos?”, se pregunta.
Todo esto agrega misterio a lo que sucede con la capa de ozono.
La investigación que llevó a cabo Liang fue publicada en línea en la edición del 18 de agosto de Geophysical Research Letters. Allí se puede hallar más información sobre el CCl4.
El Quelonio
Para investigar la discrepancia, Liang y sus colegas tomaron los datos correspondientes al CCl4, reunidos por la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration, en idioma inglés, o Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, en idioma español) y por la NASA, y los ingresaron en un programa de computadora de la NASA, llamado 3-D GEOS Chemistry Climate Model. Este sofisticado programa toma en cuenta la manera en la cual la radiación solar destruye el CCl4 en la estratosfera así como la forma en la cual el compuesto puede ser absorbido y degradado por el contacto con el suelo y las aguas de los océanos.
Las simulaciones tomadas como modelo apuntaron a una fuente de corriente de CCl4 en desarrollo no identificada.
“Parece que ahora hay derramamientos industriales no identificados, o bien grandes emisiones desde sitios contaminados o fuentes desconocidas de CCl4”, dice Liang.
Otra posibilidad es que todavía no se comprenda por completo la química del CCl4. Reveladoramente, el modelo mostró que el CCl4 permanece en la atmósfera un 40% más de tiempo que lo que se pensaba con anterioridad. “¿Hay algo en el proceso físico de pérdida del CCl4 que no comprendemos?”, se pregunta.
Todo esto agrega misterio a lo que sucede con la capa de ozono.
La investigación que llevó a cabo Liang fue publicada en línea en la edición del 18 de agosto de Geophysical Research Letters. Allí se puede hallar más información sobre el CCl4.
Créditos y Contactos | |
Funcionaria Responsable de NASA: Ruth Netting Editor de Producción: Dr. Tony Phillips |
Traducción al Español: Angela Atadía de Borghetti Editora en Español: Angela Atadía de Borghetti Formato: Angela Atadía de Borghetti |
Comentarios
Publicar un comentario
Si dejas tu comentario lo contestaré lo más rapido que pueda. Abrazo Rogelio