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26 octubre 2016 Ayer, 25 de octubre, la ESA invitó a científicos europeos a proponer conceptos para la tercera gran misión de su programa científico: el estudio del universo gravitacional.
La creación de un observatorio espacial de ondas gravitacionales —ondulaciones en el tejido espacio-temporal creadas por la aceleración de objetos masivos— fue definida en 2013 como el objetivo para la tercera gran misión (L3) del plan Visión Cósmica de la ESA.
En 2014 se nombró al Equipo Consultivo del Observatorio Gravitacional, compuesto por expertos independientes. Este equipo completó su informe final a principios de este año, recomendando a la ESA que continuara su misión tras verificar la viabilidad de un diseño multisatelital con masas de prueba en caída libre vinculadas a través de millones de kilómetros mediante láseres.
Ahora, tras la primera detección de estas huidizas ondas con experimentos en la Tierra y visto el éxito de la misión LISA Pathfinder de la ESA, que demostró algunas de las tecnologías clave necesarias para detectar ondas gravitacionales desde el espacio, la agencia invita a la comunidad científica a enviar sus propuestas para la primera misión espacial de observación de este tipo de ondas.
“Las ondas gravitacionales prometen abrir una nueva ventana a la astronomía, revelando potentes fenómenos a través del Universo que no podemos detectar mediante observaciones de luz cósmica”, explica Álvaro Giménez, director de ciencia de la ESA.
Predichas hace un siglo por la Teoría general de la relatividad de Albert Einstein, las ondas gravitacionales se resistían hasta que el Observatorio de interferometría láser de ondas gravitatorias (LIGO) y la Colaboración Virgo las detectaron en septiembre de 2015, anunciando su confirmación a principios de este año.
La señal procedía de la confluencia de dos agujeros negros, cada uno con una masa 30 veces mayor que la del Sol y a unos 1.300 millones de años luz de distancia. En diciembre de 2015 se produjo una segunda detección, que se hizo pública en junio y que revelaba las ondas gravitacionales de otra fusión de agujeros negros, que esta vez implicaba objetos menores, con masas unas 7 y 14 veces mayores que nuestra estrella.
Title LISA Pathfinder performance
Released 07/06/2016 12:15 pm
Copyright Spacecraft: ESA/ATG medialab; data: ESA/LISA Pathfinder Collaboration
La creación de un observatorio espacial de ondas gravitacionales —ondulaciones en el tejido espacio-temporal creadas por la aceleración de objetos masivos— fue definida en 2013 como el objetivo para la tercera gran misión (L3) del plan Visión Cósmica de la ESA.
En 2014 se nombró al Equipo Consultivo del Observatorio Gravitacional, compuesto por expertos independientes. Este equipo completó su informe final a principios de este año, recomendando a la ESA que continuara su misión tras verificar la viabilidad de un diseño multisatelital con masas de prueba en caída libre vinculadas a través de millones de kilómetros mediante láseres.
Ahora, tras la primera detección de estas huidizas ondas con experimentos en la Tierra y visto el éxito de la misión LISA Pathfinder de la ESA, que demostró algunas de las tecnologías clave necesarias para detectar ondas gravitacionales desde el espacio, la agencia invita a la comunidad científica a enviar sus propuestas para la primera misión espacial de observación de este tipo de ondas.
“Las ondas gravitacionales prometen abrir una nueva ventana a la astronomía, revelando potentes fenómenos a través del Universo que no podemos detectar mediante observaciones de luz cósmica”, explica Álvaro Giménez, director de ciencia de la ESA.
Predichas hace un siglo por la Teoría general de la relatividad de Albert Einstein, las ondas gravitacionales se resistían hasta que el Observatorio de interferometría láser de ondas gravitatorias (LIGO) y la Colaboración Virgo las detectaron en septiembre de 2015, anunciando su confirmación a principios de este año.
La señal procedía de la confluencia de dos agujeros negros, cada uno con una masa 30 veces mayor que la del Sol y a unos 1.300 millones de años luz de distancia. En diciembre de 2015 se produjo una segunda detección, que se hizo pública en junio y que revelaba las ondas gravitacionales de otra fusión de agujeros negros, que esta vez implicaba objetos menores, con masas unas 7 y 14 veces mayores que nuestra estrella.
Entretanto, en diciembre de 2015 se lanzó la misión LISA Pathfinder, que comenzó sus operaciones científicas en marzo de este año. Su objetivo era probar algunas de las tecnologías clave que podrían utilizarse para construir un observatorio espacial de ondas gravitacionales.
Crédito: ESA
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